Entonces le dijo al sacerdote Abiatar hijo de Ajimélec: Tráeme el efod.
Tan pronto como Abiatar se lo trajo, David consultó al Señor: ¿Debo perseguir a esa banda? ¿Los voy a alcanzar?
Persíguelos —le respondió el Señor—. Vas a alcanzarlos, y rescatarás a los cautivos.
(1 Samuel 30:7-8)
«¿Qué debo hacer, Señor?» ¿Acostumbras consultar a Dios antes de tomar alguna decisión? Los versículos de hoy muestran un ejemplo de David y de lo mucho que necesitamos la orientación de Dios. David fue un hombre fuerte, valiente, un estratega excelente y un guerrero sin temor. Aun así, le vemos recurrir un sinnúmero de veces a la ayuda y la dirección de Dios para lo que debía hacer. Como pastor de ovejas o como rey de Israel, David no confiaba solamente en su inteligencia y fuerza para actuar.
De la misma forma, nosotros necesitamos buscar a Dios y su voluntad, sea en las decisiones simples o en las elecciones grandes de la vida. Es verdad que, de cierta manera, podríamos actuar solos pero, como hijos dependientes del Padre, debemos seguir en la dirección del Señor Jesús. Ten la certeza de que él te mostrará y te conducirá por el camino correcto. Dios sabe lo que es mejor para ti. Búscalo antes de hacer cualquier cosa y recibe su paz y su gracia.
Camina en la dirección de Dios hoy:
- Busca siempre la orientación de Dios para todas tus decisiones. ¡Ora siempre!
- Mantente «pegado» a Dios durante todo el día. Así podrás recurrir a él (en oración silenciosa, p.ej.) siempre que surja algo nuevo.
- La Biblia es la Palabra de Dios por excelencia. Léela y estúdiala para que descubras sus mejores consejos.
- Aunque tengas que dejar algo, confía y está atento a lo que Dios te muestra.
- Busca el consejo de hermanos en Cristo que sean idóneos y pídeles que oren contigo sobre las decisiones importantes.
- Agradece a Dios por sus bendiciones y por guiarte en cada decisión.
Para orar:
Querido Dios, gracias por un nuevo día. Te agradezco por tu ayuda en todas las cosas que hago. Gracias porque tu palabra me enseña a depender y a confiar siempre en ti. Ayúdame a buscarte todos los días, Señor Jesús, antes de cada decisión, antes de hacer cualquier cosa, antes de hablar con cualquier persona. Ayúdame a obedecerte y a estar atento a tu dirección. En el nombre de Jesús, amén.